Primera RFEF

La defensa del Dépor cedió en su mejor virtud

Solo había encajado dos goles a balón parado este curso, el Arenteiro dobló la cifra

Xane Silveira

Xane Silveira

El Deportivo volvió a pisar tierra. La bofetada del Arenteiro en el minuto 94 devuelve a los coruñeses a la tierra cuando ya festejaban la victoria. El empate supone dos puntos menos en la carrera por la primera posición y la primera decepción real en mucho tiempo. Pero, lo que es peor, los verdes golpearon donde más duele a los blanquiazules: en su orgullo defensivo.

El balón parado era la gran virtud de un Deportivo que firmó un encuentro con dos caras muy diferenciadas. Dominó en la primera con balón. Aprovechó la presión alta y estirada del Arenteiro y pudo irse al descanso con una ventaja mayor. Pero tras la reanudación se confió. O le faltaron fuerzas. O perdió en intensidad. El Arenteiro dominó la pelota, mareó por dentro a Villares y José Ángel y hundió a la defensa coruñesa hasta hacer los dos goles. Ambos de forma similar: de estrategia. Era (y es) la gran virtud coruñesa. Pero esta vez fue el rey el que hizo el jaque. El técnico del Arenteiro detectó la grieta en el primer palo, donde llegaron varias veces peinadas y demasiada amenaza. No logró corregir Idiakez desde la banda.

El run run estuvo ahí todo el partido hasta que llegaron los goles. El primero fue un error entre Alcaina y Germán, que midió mal; el segundo, un barullo de los que uno ve venir con las manos en la cabeza. Al final se impuso la ley del ex, aunque ayer eran tantos, inclusive Diego Rivas, que era imposible frenar el refrán.

El Arenteiro logró los mismos goles a balón parado que los que había encajado el Dépor en toda la temporada. Hizo por primera vez que unos jugadores se mirasen a otros sin respuesta. Puso en duda la estructura defensiva de un equipo dominador en su áreas. Idiakez no logró reaccionar a tiempo. Los cambios no funcionaron. Riazor, impecable, no fue suficiente. Pero el fútbol es esto. En los días grises hasta tus mejores virtudes acaban siendo condena.