Primera RFEF

El instinto de supervivencia del líder

En un día gris y sin inspiración, el Deportivo volvió a ganar y da un paso de gigante

Jaime Sánchez se agarra ante un rival del Sestao en una acción a balón parado. |  // LOF

Jaime Sánchez se agarra ante un rival del Sestao en una acción a balón parado. | // LOF / Xane Silveira

Xane Silveira

Sin brilantez. Sin diversión. Sin apenas ocasiones. Pero de vuelta a A Coruña con tres puntos y la sensación de haber saltado un océano hacia el fútbol profesional. El Deportivo sobrevivió en Sestao. Resistió a Las Llanas. Lucas Pérez se disfrazó de héroe donde solo Amancio había regresado a casa con los tres puntos para aprovechar un erróneo y primordial penalti. La pena máxima sirvió para tocar el cielo y superar un partido que los blanquiazules se llevaron por puro instinto de supervivencia.

Las ocasiones del Sestao-Dépor no juntan un minuto entero de highlights. El público, seguro, no recordará exactamente lo que vio sobre el césped. Pero sí los nervios vividos y las uñas mordisqueadas después de 90 minutos muy difíciles de sortear. Un partido de todo aquello que durante años se le escapó al Deportivo y esta temporada sí ha aprendido a dominar. Los lances directos fueron una constante; las pelotas dividas, un descontrol. No existió centro del campo en Las Llanas. Incluso por momentos el equipo sestaotarra estuvo mucho más cómodo, adaptado a un juego en el que las características coruñesas quedaban minimizadas. Mella iba contra una pared; Yeremay, rodeado por tres. No había forma de desatacarlo. Hasta que apareció un penalti nacido de la brillantez conjunta de Lucas y Yeremay.

A partir de ahí el cuadro blanquiazul resistió. Sufrió, pero no concedió. Se vivió un final de nervios. Se impuso, como no, la subsistencia visitante. En un partido en el que dos equipos se juegan la vida, uno termina deseándolo más que el otro. Y nadie anhela más este ascenso, este regreso forjado a fuego, dolor y sufrimiento, que el Deportivo. Aquellos goles agónicos de Tarazona o Fuenlabrada son ahora la marca de una herida cerrada a base de remontadas. Los pupilos de Idiakez crearon su propio instinto de supervivencia. Ese que le hace líder.